domingo, 13 de enero de 2013

Lo que no es normal.

¿Quieren que le diga lo que no es normal? No es normal pensar que hacer el amor es pecado. No es normal pensar que Dios no quiera a los homosexuales. No es normal que la Iglesia oculte abusos a niños, ni que los sacerdotes no se puedan casar. No es normal la riqueza del Vaticano, ni el oro, ni el dinero tirado en campañas de publicidad ni todo ese boato absurdo, mientras 30 millones de personas se contagian de Sida en África por no usar preservativo. Dios nos hizo con dos brazos, y con dos piernas, y también nos hizo con la capacidad de amar, de querernos, de tocarnos, de sentir con la yema de los dedos un pecho acelerado por la excitación, y eso no puede ser pecado. Amar no es fácil, y ustedes se empeñan en hacerlo más difícil y enrevesado como si no nos bastáramos nosotros mismos, como si no se bastara la propia Humanidad para complicarlo todo. Porque amar es entender también el rechazo, entender que te van a hacer daño, entender que vas a sufrir, que vas a llorar y es entender que las cosas son muy distintas al sacramento del matrimonio, ¿hoy te casas y vives feliz para toda la vida?, falso, señores, falso, por muchos siglos que puedan ustedes seguir proclamándolo. Saben que creo, creo que ustedes no saben lo que es el amor. Si algo he aprendido en estos años, es que si apretar un cuerpo hasta convertirse en uno, si eso es pecado, soy un pecador, porque el único Dios en el que creo... es el amor.